Cada vez se fabrican más objetos de plástico, como platos, botellas, envases… y una infinidad de cosas más.

Vivimos en un mundo hecho de plástico. Todo lo que nos rodea está hecho o contiene una gran parte de este material tan contaminante.

Hoy en día, su producción es una de las principales causas de contaminación global que existe y con la que convivimos todos cada día. Todos estos residuos que generamos y que no reciclamos correctamente, en este caso, plástico que no tiramos en el contenedor amarillo, corren el riesgo de acabar al mar.

Se calcula que solo el 9% de todo el plástico que se ha producido y consumido hasta el día de hoy ha sido reciclado; el 12% ha sido incinerado y la gran mayoría (el 79%) ha acabado en los vertederos o directamente en el medio ambiente.

Cada año, 8 millones de toneladas de deshechos llegan al fondo del mar. Un problema que pone en peligro y amenaza los ecosistemas y las especies marinas, que muchas veces terminan confundiendo estos restos con alimentos y los ingieren.

Estamos ante un problema general, ya que esta contaminación afecta a todos los mares y océanos del planeta, sin excepción, en mayor o menor medida.

¿Cómo llegan estos residuos al mar y océanos?

Foto de National Geographic

Cuando tiramos todos los productos de plástico que utilizamos y no queremos utilizar más, tanto pueden acabar en vertederos como ser quemados o reciclados. Aun así, debido a la acción de la lluvia y del viento, estos residuos pueden llegar al mar aunque los tiremos en el contenedor adecuado. Esto puede provocar que terminen llegando a los ríos o incluso al sistema de alcantarillado de las diferentes ciudades o pueblos. Cuando llegan a estos sitios, dejando de lado que se pueden quitar a tiempo, terminarán seguramente al mar, pero más lejos de los que encontramos en la costa.

Se calcula que, aproximadamente, el 80% de los desechos que se encuentran en el mar provienen de residuos generados por los humanos, movidos y transportados gracias a los diferentes fenómenos meteorológicos. Estos llegan allí debido a la actividad humana, las alcantarillas, los desagües pluviales, los ríos, vertederos ilegales o zonas industriales.

De todo este plástico de los mares y océanos, solo el 15% vuelve al litoral y a las playas. Otro 15% acaba flotando por las superficies de los mares y el 70% restante queda atrapado en zonas poco profundas o se hunde en el fondo del mar. E incluso, pueden llegar a ser ingeridos por diferentes animales marinos. Se calcula que cada año, más de un millón de aves y más de 100.000 mamíferos marinos mueren debido a todos estos plásticos que llegan al mar.

El plástico es un material que se dispersa muy fácilmente y es muy persistente. Esto hace pues que podamos llegar a encontrar restos de plásticos por todo el planeta, incluso en la Antártida o en el Ártico.

Los plásticos que encontramos a la superficie del mar son solo una pequeña parte de lo que se esconde realmente en el fondo del mar: representan menos del 15% de lo que se puede llagar a encontrar en el mar.

¿Qué pasa con el plástico cuando llega al mar?

Foto de Iberdrola
Foto de Iberdrola

Una vez los plásticos llegan al medio marino, tardan entre décadas y cien años a descomponerse. El tiempo depende del tipo de plástico y de las condiciones ambientales a las que se expone (luz solar, oxigeno, agentes mecánicos…). Las olas ayudan a acelerar el proceso y como consecuencia, aquellos residuos más grandes se van rompiendo en trozos más pequeños, generando los conocidos y temidos microplásticos.

Es difícil saber cuánto tiempo tarda el plástico en descomponerse en el mar, pero se sabe que tarda bastante más que en la tierra.

 ¿Qué podemos hacer nosotros?

Primero, podemos reducir nuestro consumo diario de plásticos. Podemos empezar comprando en el supermercado con nuestras propias bolsas de tela reutilizables, evitando así comprar bolsas de plástico de usar y tirar.

También puedes empezar a tener más cuidado a la hora de comprar y empezar a valorar más las compras a granel, evitando así envases innecesarios, como el de las frutas y verduras de los supermercados, entre otros.

Intenta tener consciencia siempre que tengas que comprar algo y prioriza siempre la visión medioambiental a la hora de tomar una decisión. Decántate siempre por todo aquellos que sea más beneficioso para tu propia salud y la del planeta.