5 mujeres importantes en la investigación del mar

A lo largo de la historia y desde hace unos cuantos siglos, las mujeres también han tenido un papel realmente importante en la descubierta e investigación sobre el mar y los océanos. En este artículo os mencionamos cinco mujeres en concreto, las aportaciones de las cuales marcaron un antes y un después en nuestra manera de entender los misterios del fondo marino.

Jeanne Baret, la primera mujer en hacer la vuelta al mundo

Jeanne Baret, botánica francesa, fue la primera mujer en dar la vuelta al mundo cruzado sus océanos. Tardó diez años, entre 1767 y 1776, haciéndose pasar por un hombre.

Jeanne Villepreux, inventora de los acuarios para estudiar la fauna marina

Su especial interés y curiosidad por la vida marina la llevó a inventar una de las herramientas más básicas y fundamentales de la ciencia del mar: los acuarios. Y no solo los inventó, sino que encontró dos de sus funcionalidades: por un lado, le sirvieron para observar la fauna marina y así poder descubrir como se comporta y, por otro lado, los utilizó para repoblar peces en los ríos donde estaban desapareciendo.

Maude Jane Delap, primera mujer en criar medusas en cautividad

Su interés por la biología marina, la llevó a estudiar el ciclo biológico de diversas especies de medusas, convirtiéndose en la primera persona en criarlas en cautividad. Observó su comportamiento, su alimentación, escribió por primera vez sus ciclos y publicó los resultados en diferentes revistes científicas.

Jimena Quirós, primera oceanográfica de España

En el año 1920, mientras terminaba sus estudios, empezó a trabajar en el Instituto Español de Oceanografía (IEO). Unos meses después, se convirtió en la primera mujer de España en hacer una expedición por el mediterráneo y con solo 22 años se incorporó en el IEO como la primera científica de la historia de la institución.

Anita Conti, pionera en la denuncia de los impactos de la pesca industrial

 En terminar la Segunda Guerra Mundial, las dificultades para trabajar en aguas europeas, llevó a Anita Conti a ir a estudiar las pescas de África, donde trabajó durante cinco años, explorando nuevos caladores, estudiando las especies, formando pescadores locales y fotografiando y documentando todo.

Cuando regresó en Terranova a bordo de un gran barco calador (donde ella vivía antes del conflicto bélico) publicó un libro donde denunciaba la enorme cantidad de peces que se descartaban. Poco a poco, se convirtió en una activista para la conservación de los océanos y la primera en mostrar que los recursos del mar no son inagotables.